Después del gran calor y el brillo intolerante del sol
la tormenta eléctrica,
la lluvia que no anunció su llegada.
Y el trueno inmenso, emperador de los aires,
hace que el mundo estalle en los conductores eléctricos,
borra la luz,
nos deja en las tinieblas incomputables
y nos vuelve por un instante
sombras de un mundo antiguo sin electrónica,
aprendices de espectro, aire en el aire.
la tormenta eléctrica,
la lluvia que no anunció su llegada.
Y el trueno inmenso, emperador de los aires,
hace que el mundo estalle en los conductores eléctricos,
borra la luz,
nos deja en las tinieblas incomputables
y nos vuelve por un instante
sombras de un mundo antiguo sin electrónica,
aprendices de espectro, aire en el aire.
Recuerdo perfectamente la primera vez que navegué por internet. Es un placer que los llamados nativos digitales no pueden comprender. Casi pierdo entero el segundo año de carrera porque pusieron unos ordenadores con internet en la facultad.
Ahora me impongo períodos de desconexión, como un yonqui, para disfrutar del 'aire en el aire' y huir del entretenimiento total, del samizdat de La broma infinita que te deja amamonado