De niño ( y así habría
seguido mucho tiempo de no haber topado violentamente con los asuntos sexuales), era tan, inocente y desinteresado respecto a las cosas del
sexo, como lo soy actualmente, pongamos por caso, respecto a la
teoría de la relatividad
Otro buen ejemplo de cómo utilizar términos científicos en la literatura, además de una lección de modestia sobre dos materias en las que se suele tender más hacia el fantasmeo: los asuntos sexuales y la teoría de la relatividad, como ilustra la siguiente anécdota:
En los años veinte un periodista le dijo al astrónomo británico sir Arthur Eddington que había oído que solo tres personas en el mundo entendían la relatividad general. Eddington se quedó pensativo un instante y replicó:
- Estoy tratando de pensar quién es la tercera persona
En los años veinte un periodista le dijo al astrónomo británico sir Arthur Eddington que había oído que solo tres personas en el mundo entendían la relatividad general. Eddington se quedó pensativo un instante y replicó:
- Estoy tratando de pensar quién es la tercera persona