Las entradas y salidas de la
casa se regían por un sistema orgánico parecido al que se describe en los
libros de anatomía con ilustraciones que muestran la circulación de la sangre
por las cámaras, recámaras y válvulas del corazón, la cual sólo puede alterarse
en caso de catástrofe. Algo parecido ocurría en ‘La campana de oro’: del
restaurante se podía pasar al corredor del hotel, pero no viceversa.
He aquí un buen ejemplo de lo que para mi gusto supone una sana relación entre literatura y ciencia: el escritor, sin mayores pretensiones, utiliza la ciencia para fabricar un símil útil y adecuado. Tenía otros ejemplos en los que se utilizan conceptos de forma errónea, pero no quiero que parezca que el fin del blog es regodearse en los fallos de los escritores. 'La campana de oro' era un hotel de vida alegre que basaba su éxito en la discreción con que la dueña manejaba las entradas y salidas de los clientes